Un 19 de junio del año 1861 nació en Calamba (Filipinas) el Q.·.H.·. José Protasio Rizal, también conocido como ‘Pepe’ por sus amigos y conocidos. Para muchos estudiosos, ha sido la persona con el Coeficiente Intelectual más alto de la historia: tenía varias carreras universitarias y hablaba más de 20 idiomas. Comenzó sus carreras de Filosofía y Letras y Medicina (especialista en Oftalmología) en Manila, aunque las finalizó en Madrid, al igual que la de arquitectura. Es autor de varias obras científicas y de algunas novelas publicadas en España pero no permitidas en Filipinas, dada la rigidez colonial de la metrópoli. Destacan entre ellas ‘Noli Me Tangere’ y ‘El filibusterismo’.
En su estancia en España, se une a la Logia Acacia Nº9. Fue exaltado al Sublime grado de Maestro Masón el 15 de noviembre de 1890 en la Logia Solidaridad 53 en Madrid, España. Se afilió a una logia en la jurisdicción de Gran Oriente de Francia el 14 de octubre de 1891, y pasó a ser Maestro Honorario Honorable de la Logia Nilad No. 144 en 1892, donde llegó a dar una conferencia titulada ‘La Masonería’,
De vuelta a Filipinas, tras varios procesos instigados por colonos, franciscanos y dominicos, fue fusilado el 30 de diciembre de 1896. a los 35 años, acusado de sedición por el régimen español, aunque nunca defendió abiertamente la independencia filipina, sino que abogaba por que las islas constituyeran una provincia española de pleno derecho y por el fin de los abusos a los nativos, solicitando un fuero especial parecido al navarro o vasco.
En su última madrugada escribió varias cartas, entre ellas al Q.·.H.·. Ferdinand Blumentritt, en la que afirmaba:
‘Querido hermano, cuando recibas esta carta ya habré muerto; mañana a las 7 seré ejecutado, aunque no soy culpable de rebelión’. También escribió un último poema, titulado ‘Mi último adiós’, de donde extraemos la penúltima estrofa:
Mi patria idolatrada, dolor de mis dolores,
querida Filipinas, oye el postrer adiós.
Ahí, te dejo todo: mis padres, mis amores.
Voy donde no hay esclavos, verdugos ni opresores;
donde la fe no mata, donde el que reina es Dios.
Años más tarde, en octubre de 1922, Miguel de Unamuno realizará un discurso sobre la rehabilitación de los enemigos de la patria (delante de militares y religiosos) y centra su discurso en José Rizal, estudiante como él en Madrid por la misma época y poeta como él.
Lee parte de su obra, destacando el poema anterior y concluye sobre su figura:
‘Rizal pasó por un protestante, por un racionalista, por un librepensador, y en todo caso por un anticatólico. Y yo estoy convencido de que fue siempre un cristiano librecreyente, de vagos e indecisos sentimientos religiosos, de mucha más religiosidad que religión, y con cierto cariño al catolicismo infantil y puramente poético de su niñez’.
Unamuno lo utilizó en varios de sus discursos, incluso en el Parlamento, y escribió varios prólogos de las obras de Rizal.
En 1912, la familia de Rizal rechazó una petición de los jesuitas de volver a enterrar a su famoso pupilo. En cambio, ese honor fue conferido a los masones, encabezados por Timoteo Páez, quienes, con todo su traje de ceremonias, llevaron los restos de Rizal en una larga procesión al Templo Masónico en Tondo para los ritos fúnebres, antes de enterrarlos en la Luneta en diciembre de 1912.
A pesar de que toda su obra fue publicada en castellano y traducida al tagalo, y haberse convertido en el héroe nacional de la independencia filipina, hoy en día es leída por sus paisanos en inglés, por haber olvidado el castellano.